2/5/05

Fuera de Foco

Abro los ojos y digo - ay wey! ontoy? - y tristemente no fue un ontoy que termina con la presencia de una apreciable femina del otro lado de la cama, nanai, fue una regresión casi diarreica a mi primera adolescencia, estabame yo en casa de los abuelos. En primera instancia estaba la recámara que fue de mi querida hermana, primero bañada en flores y tonos pastel, ahora convertida a un masculino bodrío al ser pintada de café y azul rey (sic). Pues si,estaba yo en la misma cama donde más de una vez dormí llorando y encabronado por que la vida es una bitch, y esta ocasión las cosas no fueron distintas, amanecí llorando, ahogado en un grito a medio tenor por un sueño de la mancha. Es culero descubrir que hay heridas que no cierran, pequeñas manitas de niño que toman mi rostro para decirme: No si no va a ser cuando tu quieras, todavía te falta pagarme intereses. Pinche niño interno capitalista, debería condonarme la deuda por ser un adulto del tercer mundo. La verdad es que estoy triste, y esta carga de chamba no me ayuda mucho. Ni modo, me quedaré en este Sanborns fresa y feo a pensar en los tiempos aquellos, donde yo todavía extrañaba lo suficiente como para no sentirme una mierda insensible.

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