12/6/10

Libros y lectores electrónicos





Primero valdría la pena hacer un par de aclaraciones, en mi particular percepción un lector de libros electrónicos es un dispositivo que sirve para leer archivos diseñados para ser leídos en un aparato con estas características. Por lo tanto, el iPad, celulares, y casi cualquier dispositivo que no cuente con tinta electrónica o eInk no sirve para leer libros electrónicos.

Dicho esto, y aclarando que mi percepción sirve para no discutir lo que es un lector de libros electrónicos quiero contarles mi experiencia con el Amazon Kindle 2. Antes que cualquier otra cosa, he leído una buena cantidad de libros en papel para poder obviar la discusión sobre que clase de lector soy. Dicho esto, podemos pasar a lo divertido.

El Kindle ha mejorado mi experiencia como lector. Con muchas dificultades, en principio por la necedad de las editoriales hispanas de aceptar que hay consumidores para este mercado, me he hecho de una buena cantidad de libros electrónicos (en formato Mobi) para mi Kindle. La procedencia de estos libros, en su gran mayoría, es de otros usuarios que quieren compartir sus versiones electrónicas de los libros que más les gustan. Pensé en enumerar la cantidad considerable de ventajas que tiene usar un Kindle en lugar de tener libros en papel, pero he decidido que la mejor forma es ejemplificarlo de manera gráfica.

1. Infinite Jest de David Foster Wallace. Una gran obra, en todo sentido posible. Junto al mamotreto que me compré está mi pequeño Kindle.



Como el lector bien puede observar. Infinite Jest es un libro de considerable tamaño (imagine usted tratar de leerlo en el transporte público)

2. Por si le queda alguna duda sobre la cantidad de hojas y su consabido peso, he aquí una segunda imagen.


3. Siguiendo la lógica del escéptico, ahora me permitiré mostrar lo que nos interesa, es decir los elementos editoriales del libro. Primero observemos la pantalla del aparato de la edición norteamericana


4. Ahora bien, veamos la pantallita del aparato del diablo.





Como el lector avispado podrá notar, no sólo me ahorré cargar con un libro que pesa casi un kilo. También evité la dramática disminución de espacio en mi mochila y lo incómodo que sería sostener el libro con una sola mano durante mis travesías. Si quiero pensarlo más, de no ser una copia digital no adquirida vía internet (para el papanatas que quiera darme el sermón de la piratería primero averigüen sobre el derecho a una copia para uso personal) me hubiera ahorrado cerca de 5 dólares y en mi caso particular, la ida a cierta librería en Las Lomas que es la única que vende libros en inglés con un catálogo respetable. Si con esto no quedan claras las ventajas de tener un lector de libros electrónicos, le recomiendo seguir acumulando libros, matando árboles, partiéndose el lomo y respirando el polvo que se acumula en sus libreros.

Abur.

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