15/10/09

Edición 0.1

Las ediciones independientes en México

Creo que el principal problema de la edición independiente en México es que las ganas de editar son mucho más grandes que el conocimiento sobre el oficio. Quizá por esta razón en México tenemos diseñadores, lectores y correctores que rápidamente toman el papel de editores y se enfrentan a distintos compromisos y complicaciones que, la mayoría de las veces, culminan en fracasos y frustraciones que se reflejan, visualmente, en las ediciones independientes.

Estas ediciones independientes sufren de diversos problemas, en principio carecen de un sentido estético de los elementos de una página. Prolongamos los elementos editoriales que observamos en ediciones profesionales, casi siempre, con resultados poco atractivos. Por mencionar algunos elementos, puedo pensar en los párrafos sangrados, los márgenes interiores y exteriores y el uso de cabezas como elemento editorial reiterativo. Sin embargo, el editor debe comprender que estos elementos visuales pertenecen únicamente al apartado de diseño gráfico y, que si bien este apartado da la imagen final a un libro, no es el elemento indispensable al momento de editar.

El editor, ante todo, es un impositor de criterios. Los criterios editoriales son responsabilidad única del editor y, por lo tanto, cualquier confusión al respecto debe achacarse al responsable y no a los miembros del equipo. Los correctores, lectores, diseñadores, formadores e ilustradores de los criterios editoriales para poder trabajar. En la edición independiente en México los criterios desaparecen ante la falta de oficio antes mencionada.

Cuándo un editor comprende la obra en su totalidad, puede comenzar a plantearse las necesidades y los elementos que utilizará durante la edición. La selección de un equipo competente en su área, y que conozca las limitaciones de su trabajo, resulta indispensable para que los criterios editoriales y, por ende, el trabajo editorial se sostenga durante el desarrollo de la publicación. Normalmente observamos en las revistas y ediciones independientes mexicanas, errores ortotipográficos de los que se culpa al corrector o al lector inmediatamente. Cuándo un lector no sabe desde que perspectiva se aproxima un corrector, su trabajo suele ser deficiente. La única culpa en este caso es del editor, por no informar de manera adecuada al lector sobre la perspectiva que se está utilizando durante el desarrollo del proyecto.

Así que yo diría que tenemos revistas y libros en manos de diseñadores, correctores y lectores, donde la figura del editor desaparece y se convierte en un mero admirador del trabajo de su equipo. Es en este momento donde los proyectos naufragan, convirtiéndose en pequeños frankensteins que agreden al público con la falta de experiencia de los profesionales que casi siempre resulta en el fracaso de una publicación frente a su único crítico posible: el lector.

1 comentario:

Mond dijo...

Yo por eso delego la responsabilidad a los expertos... no vaya ser que naufrague.