24/5/06

Sabinazo

Yo no tenía ganas de reír,
tú reías para no llorar;
yo le guiñaba un ojo a mi nariz,
tú consolabas a tu soledad.

Yo sin ninguna escoba que vender,
tú con mil y una noches que olvidar;
a mí no me quería una mujer,
a ti se te moría una ciudad.

Tú habías perdido el último autobús,
a mí me habían echado de otro bar;
los mismos alfileres de vudú,
el mismo cuento que termina mal.

Pero quiso el cielo
bautizar el suelo
con su gota a gota
y con champú de arena
para tu melena
de muñeca rota
y tu mirada azul
me dijo a cara o cruz
y mi alma de tahúr
lo puso a doble o nada.
Y los peces de colores de mis botas
y tus marchitos zapatitos de tacón
locos por naufragar
salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas
el rocanrol de los idiotas.

Yo no venía de ningún país,
tú ibas camino de cualquier lugar;
conmigo no contaba el porvenir,
de ti no se acordaba el verbo "amar".

Yo no jugaba para no perder,
tú hacías trampas para no ganar;
yo no rezaba para no creer,
tú no besabas para no soñar.

Y sin equívocos de vodevil
ni alertas rojas en el corazón
el dios de la tormenta quiso abrir
la caja de los truenos y tronó,

porque quiso el cielo
acariciar el suelo
con su gota a gota
y con champú de arena
para tu melena
de muñeca rota.
Qué disparate de
partida de ajedrez
con un parte
adicta al jaque mate.
Y tu bolso como un nido de gaviotas
y mi futuro con pan duro en el cajón
locos por naufragar
salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas
el rocanrol de los idiotas.
Capeando el temporal
salieron a bailar
como dos locos bajo el chaparrón de notas
del rocanrol de los idiotas.
El rocanrol,
el rocanrol de los idiotas.
Como tu y como yo.
El rocanrol de los idiotas.
Se marcó la calle
con aquel detalle
de dejarnos solos.
El rocanrol de los idiotas.


J. Sabina

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