26/9/10

Chronic City





Esta novela escrita por Jonathan Lethem logró lo que nadie había logrado. Desde las primeras películas, pasando por los libros, la música y las noticias, Nueva York siempre me pareció un escenario acartonado. Jamás pude comprenderla como una ciudad, al menos como las ciudades son para mi: organismos.

En Chronic City hay una ciudad alternativa, un organismo viviente que es a la vez universo y delirio de personajes como Tooth Perkus, Chase Insteadman o Richard Abneg. Estos personajes son la ciudad. Son testigos del delirio de un autor que con una narrativa sólida y honesta, sirve de guía de turistas, para un lector que no necesariamente tiene que comprender el cosmos de una ciudad que es al mismo tiempo una estructura y un espejismo.

Lethem se sirve de esta ciudad perteneciente al imaginario colectivo para demostrar que aún quedan historias alucinantes que contar. Nunca teme que su novela gire y se retuerza alrededor de los personajes, no es una narrativa tímida. Todo lo contrario. Cuándo Lethem siente que Chronic City se vuelve autocomplaciente permite que los personajes se delimiten a si mismos, lejos de una mano que podría resultar artificiosa, el autor permite que su ciudad organismo se manifieste ante el lector, aún el lector que olvida lentamente el Nueva York que parece salido de un musical de Broadway y se adentra en este otro que se siente como una extensión de un conjunto de personas.

La crítica social, en la narrativa norteamericana, siempre está en la boca de los personajes. Jamás en la estructura de la técnica literaria. Así, Lethem rinde culto a esta enorme tradición del escritor que no se compromete socialmente pero que no evita que sus personajes sean sólidos en sus creencias y en sus acciones. Esta habilidad del autor permite que Chronic City sea un tránsito paulatino por las células de la ciudad organismo y evita que el lector sea un simple turista alrededor de unas cuantas calles y anécdotas.

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