23/11/08

T-5

Ahora pienso en la forma que guardan las nubes cuándo amanece, en el vaivén de mis dedos cuándo cuento la historia una y otra vez. A veces me aburro de hablar de eso, de cómo fueron las cosas. Quizá todo se hizo menos importante ahora y como los aguacates, empiezo a rayar en la maduración y acercarme indefectiblemente a pudrirme. ¿Solo?

10/11/08

Marketing y Mercado

En el Universal suelo encontrar un pequeño recuadro que me informa sobre Caza de Letras. Para los que tengan la suerte de no saberlo, Caza de Letras es un reality literario web 2.0 (WTF!!!) muy fifí que se organizan unos cuántos escritores y editores en México.

Primero tengo que decir que Caza de Letras es un instrumento de Marketing. Ningún reality (virtual o televisivo) es una plataforma de talentos, no está diseñado para eso, no funciona para eso. Este show 2.0 que se han montado sirve para hacerle Marketing a la figura del escritor, a la idea del escritor, al morbo existente detrás de la figura del escritor. Lo que Caza de Letras olvida es que en la literatura primero se hace la obra y después se le avienta el prime y el Marketing hasta que se vea rechula la máquina.

Hasta Dan Brown tuvo primero que escribir El código Da Vinci para después ver la arrolladora maquinaria del Marketing construirle un lugar en la posteridad. En Caza de Letras se busca que el trabajo de mercadeo sobre el producto mismo se extienda mágicamente a los participantes. Se nota que vieron nomás a la primera generación de la Academia y se fueron con la finta. Señores, después de aquella generación dorada, TV Azteca aprendió que los beneficios de un reality son sobre el producto mismo y no sobre los participantes.

El problema con el concepto de Marketing Editorial, principalmente en México, es que tenemos un montón de autores sin obra buscando hacer lobby en cuánto evento literario se les presente. Padecemos de una mortal enfermedad: Escritortitis (No confundir con Escrizofenia por favor). El sujeto siempre se vislumbra como escritor antes de sentarse a escribir algo que al menos sea lo suficientemente sustancioso como para considerarse obra.

Quiero aclarar que mi crítica no es contra las intenciones de los que edificaron Caza de Letras. No, nada más alejado de la verdad, admiro el esfuerzo loable de amalgamar la posibilidad infinita del mundo 2.0 y la literatura. Simplemente creo que no es una buena idea forjarnos alguien alrededor de algo.

El caso más claro de este tipo de error es Xavier Velasco. Xavier ganó el premio Alfaguara por la divertida Diablo Guardián. Después le salió lo publicista y se dedicó a publicar (bis) todas sus obras que estaban perdidas en la inmensidad del cyberespacio. Cada una de estas obras empezó a sufrir del Marketing alrededor de Xavier, sin notar que el verdadero éxito de este publi-musi-escritor era haber conseguido escribir una novela como Diablo Guardián.

Diablo Guardían fue un éxito de Marketing Editorial, Xavier Velasco fue un fracaso.
Sin embargo creo que Caza de Letras es un paso en la dirección correcta, es un terrible error de novato, en el universo literario de los dinosaurios torpes.

8/11/08

Objeto y objetivos

Cada equis tiempo, aparece uno de esos libros que hablan sobre libros, cómo hacer mejores libros, para tener más libros, siempre libros.

Es claro que el libro, antes que un bien cultural, transporte de ideas, producto malsano o porquería editorial, es un objeto. De hecho es probablemente lo único que sea. La inmensa mayoría de los problemas del libro comienzan cuándo alguien olvida que estamos hablando de un objeto y se propone convertir en otra cosa la cosa y convencermos de que eso es lo correcto. Nadie le ha hecho más daño al libro que los que intentan defenderlo como algo más que un objeto.

En el universo de lo general, el libro necesita tener tres cosas. Muchos dirán que las grandes obras de la humanidad están en los libros y que ese debería de ser el patrón de medida. Yo diría que las grandes obras de la humanidad están en libros porque no había otra cosa, pero si Cervantes se hubiera apañado un blog les juro que tendríamos un Quijote con tres mil páginas más, show interactivo y hasta alucinógeno recomendado. Así que dejemos al Quijote en paz, que ese es obra y no libro y puto el que no le guste.

Estoy de acuerdo en que el editor independiente y la librería tradicional deben mutar y transformarse en otra cosa, deben transformarse en editores y libreros y dejarse el trabajito de forjadores de destinos y almácenes de la cultura porque de verdad que no hay derecho.

Voy creyendo que en este país la gente no lee por una importante razón, no soportan a la gente que está en las librerías y no hay forma de decirles que están equivocados, las grandes librerías de este país huelen a pedantería. A excepción de Sanborns que huele a alcohol sólido quemado y aromatizante para baños.


Próximo Lunes: Marketing o Mercado.