16/4/07

Virginia Tech

En honor a lo ominoso

Hoy vemos en el mundo el reflejo de lo que somos. Han muerto más estudiantes que caminaban por los pasillos de su escuela a manos de otros estudiantes que disparaban por los pasillos de su escuela. No hay lugar a dudas de que todo lo que hemos realizado a nuestro alrededor, es una simulación de la sociedad que nos gustaría ser. Consejos, anuncios, libros, películas, pláticas, conferencias, noviazgos, padres, amistades, todo gira alrededor de este mundo utópico que nos estorba a casa paso que damos. Por todos los lugares hay una figura que debemos imitar, un peso que debemos alcanzar, una cosa que debemos ignorar; la pobreza y la violencia son la verdadera naturaleza de nuestro presente, aún metidos en un café multinacional de la condesa, encontramos restos de esta sociedad que nos persigue y nos obliga a un cinismo pasmoso.

Un estudiante, podrían ser dos, entra a su escuela a las 7 de la mañana. En la escuela camina por los pasillos buscando el lugar donde comenzará a disparar. Cuándo está ahí abre fuego ante la mirada atónita de sus compañeros, muere baleado y no se sabe si alguien más le disparó o se suicido. Más de tres decenas de estudiantes muertos en una universidad que podría ser cualquiera, incluso ésta. El presidente George W. Bush llama a lo sucedido en Virginia Tech una tragedia y ofrece sus condolencias, seguramente utiliza el mismo formato que con los soldados que fallecen diario en Irak. Para muchos es la mayor tragedia en la historia universitaria americana, para otros es un tiroteo más de los muchos que se han suscitado en los últimos diez años.

Podemos analizar este evento desde muchas perspectivas, sin embargo entre la búsqueda del análisis olvidaremos la más importante: Más de treinta personas fallecieron porque alguien decidió matarlos. ¿Qué hizo a este ciudadano zero tomar un arma, probablemente semiautomática, y disparar a placer en su propia escuela? ¿Cómo se atreve Bush a llamar una tragedia a algo que el mismo ha provocado en otros países? ¿Qué pasa en los Estados Unidos que matar resulta tan fácil? Son preguntas que no habrá forma de responder, pero son preguntas que debemos hacernos.

Lo ocurrido en Virginia es un reflejo de la sociedad que hemos fundado, es el resultado de la ansiedad y la violencia que provocamos con esta obligación que tenemos de ser ciegos a la desgracia humana. ¿Cómo podemos respetar la vida si ante nuestros ojos la pobreza es un momento incómodo a media cena? Algo no está bien y no podemos seguir negándolo. Hemos tomado decisiones equivocadas y en la inercia social las transcurrimos sin poner verdadera atención a aquello en que nos convertimos. ¿Realmente hace falta un tiroteo, un suicidio, un doble asesinato, para darnos cuenta que hemos dejado de funcionar como sociedad? Me preocupa pensar que la respuesta es sí, si no sale en primetime en una televisora internacional no ocurre.

Insisto, este evento ocurrió en una Universidad, fue perpetrado por un estudiante que quizá compartía opiniones y aficiones con algunos de ustedes; en el murieron estudiantes como ustedes, por razones que quizá ustedes tampoco comprendan; si les sirve de consuelo, tampoco las comprendo yo. Sin embargo es tiempo de revaluar a este ciudadano zero escondido en los rincones de las escuelas, las oficinas, los hogares, pensar en que es aquello que le estamos pidiendo que haga que lo orilla a tomar un arma y hacer algo grandioso, algo que lo ponga en primetime mundial.

2 comentarios:

Wendy dijo...

Querido, la sociedad gringa ha hecho de la violencia su pan de cada día.
Pero no es enteramente responsable de las actividades de cada quien, el entorno afecta pero no es definitivo. Este tipo estaba LOCO.
Me da una sensación macabra que sea un estudiante de Letras que haya matado 30 ingenieros. Está bien que las ciencias y las humanidades se pelean, pero...
Saludos para tí.

Soñadora dijo...

La pena ha sido no haberse dado cuenta a tiempo de que sufría un trastorno mental y se podía haber evitado mucho sufrimiento...
Soñadora