En este país el alcohol es legal, su consumo no está penalizado y aún si uno es un alcohólico violento nadie te obliga a ingresar a una clínica o algún grupo de autoayuda. Es decir, tu tienes el derecho a elegir si te matas tu, si matas a alguien o si de plano te llevas a un autobús de pasajeros en alguna carretera del país. Tienes el derecho a elegir que tanto daño te quieres y quieres hacer a todo lo que te rodea. No me interesa si el aborto cae en la indefinible frontera del bien y el mal, tampoco si la Iglesia católica considera que es un pecado mortal (como parecen no serlo las memorables actuaciones de sus sacerdotes VIOLADORES de niños). Me parece que es tiempo para permitir que las parejas decidan que es lo mejor para ellos y probablemente para sus futuros hijos.
El aborto en México ocurre, casi todos conocemos a alguien directa o indirectamente que lo ha practicado o lo ha requerido. Quizá algunos de nosotros hemos estado inmiscuidos en alguna situación referente al tema y no creo que nos haga mucha gracia que digan que es como ir al baño. Hoy en día memorables instituciones como Pro Vida (donde usan nuestro dinero para que la gente no use condón y las mujeres violadas traigan al mundo a los hijos de sus violadores) y la Iglesia Católica (¿dónde están esas declaraciones, mi estimado cardenal, cuando se trata de lo que ustedes hacen con los niños?) salen a gritarnos que el aborto es muerte, es pecado y es condenarnos eternamente. Exigen un plebiscito para, como en sus mejores tiempos, mandar a sus soldados a votar en contra de algo que no les atañe.
Así es, perdonen que nos lo diga, pero el aborto es cosa de dos. Quien lleva un embarazo no deseado y quien participo en ese embarazo no deseado, el resto no tenemos vela en este entierro. Al menos así debería ser, como el alcohólico y su familia deciden cual es la mejor forma de llevar su enfermedad, creo que aquellos afectados son los únicos con el derecho a elegir.
Hoy el debate está en la mesa, y seremos cuestionados e interrogados sobre nuestra posición respecto a este importante tema. Creo que es tiempo de entender que lo que se nos pide es quitarle las penas jurídicas y la clandestinidad a una de las actividades más practicadas y más peligrosas en mujeres hoy en día. Se nos preguntará que pensamos de darle a la pareja el derecho a elegir si quieren o no traer al mundo un hijo. No nos van a preguntar si nosotros lo haríamos o no, esta vez no se trata de nosotros. Se trata de permitir que todos seamos responsables con nuestras elecciones.
Creo que aquellos en contra deberían considerar su postura, porque como dije un poco antes, nadie los obligará a tener o practicarse un aborto, así como les pedimos que no obliguen a nadie a tener un hijo no deseado. Hoy en México tenemos un debate importante y trascendental, la oportunidad de cambiar la forma en que las leyes tratan a ciudadanos recae en nuestras manos, porque somos parte de este debate, así como somos partes de esta ciudad, y de este gran país.