No sabes decir nada, olvidas las conversaciones que has tenido. A solas te miras de reojo y reconoces tus peores pecados, tus desfiguraciones mentales, los atrasos a los que te sometiste una y otra vez. Cuando no te ven sabes lo que niegas, comprendes lo que ignoras y por encima crees en lo invisible. A solas pones rodapies para taparle el paso al monstruo que noche a noche te desgracia el sueño.
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