I
Una ciudad ajena me visita, y de paso me recuerda los pasajes secretos de mi propia ciudad, la que me respira adentro. No tengo suficientes nombres para repartir en estas fechas, no firmo con la certeza con que lo hacía antes, no lloró al primer cántico olvidadizo que se asoma desde ayer. Y aún asi puedo jurarles que soy el mismo, el que puso la primera letra y el primer fondo, soy exactamente igual al que se tendía entre ramas y parafernalia existencialista, sin embargo algo ha mutado.
II
Repito poemas memorizados en paredes extranjeras, foraneas, y me sirven como plegaría para aquellos que nunca escribí, los que deje plegados entre mis dedos, me empeño más de una vez en volver, pero todo camino parece de regreso...
Perdí tanto este año, una palabra dura, certera; una manera poco común de hacer las cosas que rompía en desgracia la mía, rídicula mía, todo por una falda plegadiza que nunca toque. ¿Tu le crees a Manuel?, yo tampoco. Deje a un lado los proyectos y las desgracias, solo llegaron a tiempo los inocuos, los malparidos, los besos desleales.
III
Noches de perros y amigos, disfrazadas de vuelos y campanas, voces tenues y distraídas, un montón de poetas haciendo cuentos. No hay mucho camino entre los iguales, o entre los anteriores, ni siquiera hay mucho camino entre árbitros o fútbol. Comprendo lo que me deja este tiempo, lo que se acerca y se difumina, atiendo los momentos y las canciones repetidas. ¿Se quieren?, no te importa, no me importa, no importa, uno acude a los eventos tristes, encuentro más profundidad en los obituarios que en los verbos de Kundera.
II
Repito poemas memorizados en paredes extranjeras, foraneas, y me sirven como plegaría para aquellos que nunca escribí, los que deje plegados entre mis dedos, me empeño más de una vez en volver, pero todo camino parece de regreso...
Perdí tanto este año, una palabra dura, certera; una manera poco común de hacer las cosas que rompía en desgracia la mía, rídicula mía, todo por una falda plegadiza que nunca toque. ¿Tu le crees a Manuel?, yo tampoco. Deje a un lado los proyectos y las desgracias, solo llegaron a tiempo los inocuos, los malparidos, los besos desleales.
III
Noches de perros y amigos, disfrazadas de vuelos y campanas, voces tenues y distraídas, un montón de poetas haciendo cuentos. No hay mucho camino entre los iguales, o entre los anteriores, ni siquiera hay mucho camino entre árbitros o fútbol. Comprendo lo que me deja este tiempo, lo que se acerca y se difumina, atiendo los momentos y las canciones repetidas. ¿Se quieren?, no te importa, no me importa, no importa, uno acude a los eventos tristes, encuentro más profundidad en los obituarios que en los verbos de Kundera.
1 comentario:
poemas que quedaron entre los dedos....
si alguna vez escribio usted que le regalo una que otra sonrisa, hoy le digo lo mismo
feliz navidad, manolito
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