Uno no puede renunciar así de fácil, estoy casi seguro.
A veces recuerdo que eres otra,
la desnuda y bivalente rubia pudorosa,
la de los pies pequeños y las manos largas.
Esas veces recuerdo que eres tu
y todo se vuelve una molestia incómoda,
el pequeño paso que se da en la orilla de un abismo.
Tenías razón, debí lanzarme…
Opiniones y críticas serán bien recibidas…
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