“La lluvia va cesando; una golondrina de plateado vientre y alas angulosas cruza oblicuamente los hilos de cristal, de repente iluminados por el sol vespertino.
-¿Por qué pelean ya, Demetrio?
Demetrio, las cejas muy juntas, toma distraído una piedrecita y la arroja al fondo del cañón. Se mantiene pensativo viendo el desfiladero, y dice:
-Mira esa pierda cómo ya no se pára…”
Los de Abajo, Mariano Azuela
Fondo de Cultura Económica 1958
Este siempre fue mi pasaje favorito de aquel libro, la dureza con que Demetrio asume que la historia no perdona los movimientos bruscos permite una frase tan contundente. Supongo que la inercia es parte inherente de la vida, uno no puede deslavarse las ideas y los compromisos para convertirse en otra cosa, simplemente espera a que llegue el final del barranco, donde quiera que eso sea.
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