4/5/09
Epidemia
Hay una epidemia allá afuera. Puedo verla desde mi ventana. La gente se aleja de la gente. Los animales caminan cuidadosos y procuran mantenerse juntos. Está oscuro todo el tiempo, no importa que sean las doce del día. Los ruidos han ido desapareciendo conforme el número de casos disminuye. Los autos procuran no hacer ruido y por eso dejan de acelerar. Yo pensé que estaba enfermo y por un momento la posibilidad de ser estadística se apoderó de mi. Bromeé con las enfermeras mientras me decían que lo mío no era epidemia sino un asunto estomacal muy fuerte. Volví a casa y vomité. Pude escuchar a mis vecinos llamarme epidemia y sé que si antes procuraban no encontrarme en los pasillos ahora el simple ruido de mi puerta los atemoriza. Debería haber dicho más sobre este asunto, quizá, pero todo lo que se me ocurría era una brote de zombies. Necesitamos escopetas y balas, atrincherarnos en C.U. No hay mejor lugar para atrincherarse que C.U. Ahora la epidemia está en internet y en mi correo electrónico. Nos indignan los chinos, los chilenos y los colombianos. Leo en algunos foros deseos genuinos de que la próxima epidemia nazca en sus países para que vean como les damos con la puerta en las naríces. Las patrullas ya no encienden la torreta. Por momentos me pregunto qué será peor ¿bajarle el tapabocas a una chica o subirle la falda?
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1 comentario:
Subirle el tapabocas, definitivamente.
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