Es difícil pretender que el mundo editorial en México no está lleno de pequeñas y grandes vanidades. Hoy encuentro una nota en El Universal sobre una discusión pública entre el editor y "crítico teatral" (desconozco su trayectoria en la materia por lo cuál lo entrecomillo) Braulio Peralta y el escritor "afamado" mexicano. Juan ha sido parte importante de la vida literaria de este país, por lo tanto también es culpable de una u otra forma del estancamiento que sufre dicha vida. La discusión se centra en que el editor acusa al escritor de haber influído en su despido de la editorial Planeta. Villoro tiene momentos de excesiva creatividad al responder en la nota mencionada con frases como: "Nadie ha solicitado su salida. Eso es un despropósito. No soy Poseidón para decir lo que hace Planeta. Me parece que él se perjudica al decir que su despido sería un acto de censura. Es como si le impidiera a sus superiores juzgar si es competente o no". Dónde uno irremediablemente se pregunta donde ha metido la cabeza Juanito durante todos estos años, en que lugar de su paradisiaco universo existe esa bondad dentro de la industria editorial de nuestro país. Es ridículo suponer que autores, agentes, editores y holdings no ejercen presión contra personas que no son de su agrado y mucho más cuando se sucita en ámbitos tan egocéntricos como la cultura y las artes. Al final, después de una extensa autodefensa, Juanito concluye con otra frase milagrosa " En la nota sobre mi obra de teatro afirma que nunca ha podido terminar una novela mía. ¿Es una contradicción que un editor critique a los autores de su catálogo? Eso es asunto de Planeta y de Braulio Peralta". Estimado señor Villoro, lleva usted demasiado tiempo entre editores light, si alguien debe ser crítico con los autores de su propio catálogo es el editor y muchos creemos que usted lleva varios años publicando gracias a su agente y no a sus letras. En fin, habrá que ver si esta polémica nos regresa un poco de la alcurnia que estas discusiones tuvieron a principios de la segunda mitad del siglo pasado en un país donde ya no pasa, de verdad, nada. Salud y feliz año nuevo.
PD. Que bueno que Mauricio Salvador no tiene nada que temer al publicar esta joyita respecto a cierta obra del buen Juanito.