Estuve pensando mucho en los amigos que se han diluido en este último año que pasó. A veces los recuerdo con nostalgia o algunas otras solamente noto su hueco en las reuniones o las fiestas. Dejar a los amigos atrás no es, ni debe ser considerado, un pecado o una falta grave. Es sólo que algunas ocasiones el tren pasa antes para uno y luego para otros, aunque estemos seguros de que el tren nunca ira al mismo lugar.
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