23/2/06

Neutralidad

Mientras uno envejece se le acaba el amor por la confrontación y le sale el gusto por las intrigas. Cuando todavía estaba pubertón me encantaba confrontar y armarla de pedo por cualquier cosa, no había terminado la otra persona de decir una pendejada cuando ya estaba yo encima como asesino a la yugular. Hoy las cosas son distintas, me aburre discutir o preguntar cosas que no me van a llevar a ninguna parte. El juego de la intriga es cagado, para que exista tienen que haber al menos tres partes... A=B=C

A odia a C, no es en general algo muy importante pero siempre hay algunas chacaleces intermedias que provocan el resabio.

C odia a A, por las mismas razones u otras bien escondidas que al final no tienen tampoco mucha importancia.

B es amigo de A y amigo de C, tons B tiene de dos sopas: jugar al master de la información o aplicar la me vale madre.

Normalmente lo chido es aplicar la me vale madre, es decir, estando con A o con C, B cuenta y platica las cosas como son, como se mueven y como suceden, al final todos sabemos que A y C se cagan pero no por eso vale la pena arruinar la convivencia desde el lado de B.

El pedo se sucita cuando B juega al master de la información. Uno puede mentir, esconder, suponer, alterar o disponer la realidad como mejor le parezca, pero a la larga siempre nos cae encima el momento asqueroso de no tener ya nada que decir. Esto normalmente pasa porque pues a A no le podemos contar lo que hicimos con C y visceversa, pero entonces se vuelve todo un desmadre esconder las cosas y dar pretextos que neta no sirven de nada. Jugar al master de la información es una navaja de doble filo, invariablemente C o A van a terminar por mandarte a chingar a tu madre porque te sientas enfrente y solo puedes hablar con incógnitas.

Tengan cuidado al ser B, como A o C la vida es mucho más fácil.

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