No sé si a todos, pero a mi a veces me da por recordar. No de la manera dolorosa y dramática, tampoco con alcohol de por medio, ni siquiera a llamadas anónimas, me da por recordar lo que ya no recuerdo. Puedo concentrarme y dibujar su sonrisa, iluminar sus ojos y tender su blanca piel por todo aquello que nos sucedió. No puedo recordar la linea de su nariz, sus párpados precisos o sus piernas enroscadas. Así es como uno recuerda lo que ya olvido, pero al menos para mi el envase no resulta tan importante, se repiten las frases (las buenas y las culeras) y a veces pienso que pasaría si llegará a leer todo esto, a descubrirme aqui, dilatado todavía, quizá reiría, se encabronaría o de plano ni siquiera se daría cuenta que estoy hablando de ella, quizá siempre o nunca, la diferencia es una memoria dilatada.
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