Hace unas semanas comía en casa de los abuelos. Estando ahí sonó el telefóno y todos pensamos que era una de las inoportunas pacientes de mi abuelo con alguna infección que requería atención I N M E D I A T A. Cuando Josefina (la mucama) informó que la llamada era para mi, tuve un esperanzador rayito en el corazón de que alguien de mi primera infancia me llamara. Pues si bien no era esta persona la que estaba al telefóno resulto ser mi tía Nini, madre de la pequeña Nilda que a su vez es madre de Torbellino y Marabunta. Durante la presentación de mi poemario en la FIL, Nini, Nilda, Torbellino y Marabunta, al ser nativas, asistieron al evento; quiero decir que Torbellino y Marabunta tienen 12 y 10 años respectivamente y que al final son mis sobrinas preferidas por malcriadas e insolentes. Pues todo el asunto que Nini quería informarme era que Torbellino tenía que buscar un poema para recitar en su escuela y pues se le hizo fácil tomar uno del tío Manuel. La enorme suerte que tuvimos fue que Nilda alcanzó a escucharla practicando (ya lo había memorizado) y le informo que el lenguaje prosódico de su tío, era mucho para la escuelita católica donde estudiaba, dandole a leer algo de López Velarde y enseñandole a su hija la primera distancia en la literatura...
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