26/4/11

Las teorías salvajes





Cada vez resulta más complicado hablar de una novela sin utilizar palabras como posmodernísmo, after pop, deconstrucción, introspección, sigilo... A veces se utilizan estas palabras por inercia, como si quisiéramos encontrar una obra maestra en cualquier disparate o bien, como si pudiéramos convencer a la gente de que cualquier disparate es una obra maestra. Aunque como pensaba hace unos minutos, probablemente las dos cosas sean un poco más sinónimos que antónimos y así de un lado como para el otro.

Antes que nada me gustaría decir que Pola Oloixarac sabe escribir. Esto lo digo con una certeza que me tranquiliza y me hace pensar que dentro de este laboratorio social que se ha vuelto la literatura protohispánica aún existe la obligación de saber escribir, de poder y de hacerlo sin pensarse mucho en que se va heredando o a quién se le rinde tributo conforme se cuenta una historia.

Las teorías salvajes es una novela inteligente. La autora no se contrae en ningún momento y cada que puede se desdobla con la soltura de su prosa para demostrar que no le teme a la deconstrucción, a la psicología, a la lexicología y muchas gías que si bien no valen de mucho actualmente para el ritmo que llevamos, se agradecen cuándo se plasman en la boca de unos cuantos personajes que se hacen memorables e insoportables al mismo tiempo.

Los nacionalismos y el género son dos temas que riman con fracaso en la literatura. Probablemente porque la honestidad detrás de estos dos objetos ideológicos se confunde constantemente con una sensación de neutralidad que resulta artificiosa a todas luces y que termina cansando al lector. Hay que darle las gracias a Pola por no haber caído en lo fácil en ninguno de los dos casos. Los personajes femeninos de Las teorías salvajes viven una riqueza constante conforme la novela nos permite conocerlas. Y si bien, seguro hay que darse una o dos vueltas por la Wikipedia para entender ciertos momentos trascendentales de la historia Argentina, esa Argentina que habita en este libro resulta una distinta de aquella que uno va conociendo por afinidad o asociación.

Las teorías salvajes ponen a Pola Oloixarac bajo el microscopio, bajo un obligatorio escrutinio constante, es al mismo tiempo una propuesta estética y una puerta que se abre y que ojalá no se cierre pronto. Editada en Argentina y en España, esta primera novela se vuelve un objeto de cacería obligado, una buena razón para el gasto de importación y al mismo tiempo un a partir de ahora, para las mujeres protohispánicas que llevan tanto tiempo fracasando en sus primeras, segundas y hasta terceras novelas. Las teorías salvajes es la prueba de que no existe necesidad alguna de escribir una pésima primera novela para abrirse camino e ir mejorando. Es un compromiso y una promesa de que esta otra literatura que fingimos no ver cada día se hace más potente. Al menos de mi parte me quedaré esperando la segunda aparición de Pola Oloixarac en el panorama literario.


PD

Si buscan una reseña más sesuda y un poco más extensa, les recomiendo esta